lunes, 2 de enero de 2012

"El gran Gatsby", de Francis Scott Fitzgerald


Y para empezar el año con buen pie, "El gran Gatsby". Reconozco que no había leído la novela. Y ahora creo que es imperdonable. Como dice Harold Bloom en una de las citas que se recogen en la contraportada: «El gran Gatsby tiene pocos rivales como la gran novela americana del siglo XX. Al volver a leerla, una vez más, mi inicial y primera reacción es de renovado placer.»    

Efectivamente, ha sido todo un placer leerla. Incluso recordando bastante la historia, su lectura es un descubrimiento, literatura en estado puro, un placer estético. Y creo que a ese disfrute ayuda en gran medida la nueva traducción de Justo Navarro que Anagrama acaba de editar. De hecho, he consultado alguna edición antigua de la novela y se entiende perfectamente la necesidad de esta nueva traducción.
Copio parte de la contraportada:

"¿Quién es Gatsby, el personaje que da nombre a uno de los mitos creados por la novela del siglo XX? Jay Gatsby es un misterio, el hombre que se inventó a sí mismo y ha montado una inmensa fiesta para reconquistar a la deslumbrante Daisy Buchanan, que una vez lo quiso. Nadie sabe de dónde ha salido. 

 Estamos en la primera hora de la Edad del Jazz, en los felices y cinematográficos años veinte, en Nueva York, tiempo de diversión y emoción, orquestas y tiroteos. Gatsby vive en una fabulosa casa de Long Island, y a sus bailes acude «el mundo entero y su amante», cientos de criaturas a quienes no hace falta invitar, insectos alrededor de la luz del festín. La puerta está abierta, y la atracción más enigmática del espectáculo es el dueño de la casa, un millonario que quizá sea un asesino o un espía, sobrino del emperador de Alemania o primo del demonio, héroe de guerra al servicio de su país, los Estados Unidos de América, o simplemente un gángster, un muchacho sin nada que se convirtió en rico. Lo vemos con los ojos del narrador, Nick Carraway, que dice ser honrado y haber aprendido a no juzgar a nadie.
En el verano de 1922, buen año para la especulación financiera y la corrupción y los negocios que se confunden con el bandidismo, parece que sólo hubo fiestas y reuniones para comer y beber, y que pocas veladas acabaron sin perturbación. Hay amantes que rompen con una llamada telefónica la paz de un matrimonio, y una nariz rota, y un coche que se hunde humorísticamente en la cuneta, y un homicidio involuntario, y un asesinato, pero la diversión recomienza siempre. Jay Gatsby es un héroe trágico que se va destruyendo conforme se acerca a su sueño: la reconquista de una mujer a la que dejó para irse a la guerra en Europa. Quiere cumplir su deseo más inaccesible: recuperar el pasado, el momento en que conquistó a Daisy Buchanan."


Como muestra del tono de la novela copio aquí tres fragmentos, el principio, una de las primeras apariciones de Gatsby (imposible no acordarse de Redford) y las frases finales. Insisto, una maravilla de elegancia y delicadeza. Ah, y lo mejor que se puede decir de la película una vez leído el libro, es que no le desmerece.

"Cuando yo era más joven y más vulnerable, mi padre me dio un consejo en el que no he dejado de pensar desde entonces.

“Antes de criticar a nadie”, me dijo, “recuerda que no todo el mundo ha tenido las ventajas que has tenido tú.”



"Se notaba el verano en los tejados de los hoteles de carretera y en las estaciones de servicio, donde los surtidores rojos, nuevos, se levantaban sobre charcos de luz, y cuando llegué a casa en West Egg aparqué el coche en el cobertizo y me senté un rato en el jardín, en un cortacésped abandonado. Ya no soplaba el viento, que había dejado una noche clara y ruidosa, con alas que batían en los árboles y el sonido persistente de un órgano, como si el fuelle poderoso de la tierra insuflara vida a las ranas. La silueta de un gato se movió vacilante a la luz de la luna y, al volver la cabeza para mirarlo, vi que no estaba solo: a unos quince metros de distancia una figura había surgido de la sombra de la mansión de mi vecino y de pie, con las manos en los bolsillos, contemplaba la pimienta plateada de las estrellas. Algo en la lentitud de sus movimientos y en la seguridad con que apoyaba los pies en el césped me sugirió que se trataba de mister Gatsby, que había salido a calcular qué parte le correspondía del firmamento local.



"Gatsby creía en la luz verde, el futuro orgiástico que año tras año retrocede ante nosotros. Se nos escapa ahora, pero no importa, mañana correremos más, alargaremos más los brazos y llegarán más lejos... Y una buena mañana....

Así seguimos, golpeándonos, barcas contracorriente, devueltos sin cesar al pasado."

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"Gatsby believed in the green light, the orgastic future that year by year recedes before us. It eluded us then, but that’s no matter—tomorrow we will run faster, stretch out our arms farther…. And one fine morning—— 

So we beat on, boats against the current, borne back ceaselessly into the past."


1 comentario:

lammermoor dijo...

Lo leí pensando, no sé por qué, que no iba a gustarme nada. Al contrario; tenía una idea completamente equivocada.
Me gustaría leerlo en ingles -había comprado una edición de 2ª mano pero la letra era tan pequeña que terminé regalándoselo a mi ahijado.

Tengo apuntado algún otro libro suyo para leerlo. A ver este 2012