lunes, 6 de diciembre de 2010

"Ravel", de Jean Echenoz



Después de leer la “biografía” de Emil Zatopek, el magistral “Correr” del que ya he hablado, he buscado el volumen anterior de la aparente trilogía que ha dedicado Jean Echenoz a tres vidas bien alejadas y distintas: la del atleta citado, la pendiente de publicar en España sobre el ingeniero Nikola Tesla y la primera de la serie, este “Ravel” sobre la vida del conocido músico francés Maurice Ravel.

El libro está dedicado realmente a los últimos diez años de la vida del músico, los que transcurren entre 1927 y 1937, en un momento en que Ravel ya es famoso y reconocido mundialmente. El libro describe a un músico elegante, meticuloso y presumido, que vive ya en permanente gira a un lado y otro del Atlántico, pasando gran parte de su tiempo a bordo de lujosos trenes y en transatlánticos que pronto quedarán obsoletos. Como nos dice Echenoz, se halla a los cincuenta y dos años, en la cima de la gloria y comparte con Stravinski el papel de músico más apreciado del mundo. Por un lado el libro está lleno de anécdotas. En California, por ejemplo, se encontrará con Douglas Fairbanks y con Chaplin. Presenciamos también el encuentro con otros músicos como Gershwin a quien no querrá convertir en discípulo.

De nuevo en Francia. “A su regreso a Monfort-l’Amaury, le espera una primavera francesa clásica y templada, diferente de las excentricidades americanas. Antes de que Ravel haya abierto la puerta de su casa, salen a recibirle bandadas de pájaros ejecutando sus recitales. Del petirrojo de los muros al carbonero palustre, un sinfín de personajillos se desgañitan en los árboles, lanzando unos gorjeos que Ravel se conoce al dedillo, bajo la estrecha vigilancia de sus dos gatos siameses”.

Asistimos finalmente a su decadencia física y mental, causada en gran medida por un accidente de coche en París. La recuperación es lenta. “ Siempre excesivamente cansado, se marcha de vacaciones a San Juan de Luz. Siempre se arreglan las cosas cuando regresa a su tierra, el océano se estira bostezando, el cielo gigante alberga un sol puro”.

Echenoz, a pinceladas, nos va llevando poco a poco por los últimos años del músico, por su progresivo deterioro hasta la operación a cráneo abierto que precipita su muerte.

Pero en el camino habrá quedado para siempre su obra:

Hay una fábrica que en este momento a Ravel le gusta mucho mirar, yendo hacia el Vésinet, justo antes del puente de Rueil, le sugiere cosas. Sí: está componiendo algo relacionado con el trabajo en cadena.

Cadena y repetición, la composición concluye en octubre tras un mes de trabajo únicamente turbado por un soberano catarro contraído, durante una gira por España, bajo los cocoteros de Málaga. Sabe perfectamente lo quequiere hacer, ni desarrollo ni modulación, tan sólo ritmo y transposición. En última instancia, es algo que se destrye, una partitura sin música, una fábrica orquestal sin objeto, un suicidio cuya única arma es la ampliación del sonido. Frase repetida una y otra vez, cosa sin esperanza y de la que nada cabe esperar, he ahí, al menos, dice, una peza que las orquestas del domingo no tendrán la osadía de incluir en sus programas. Pero todo eso no tiene importancia, sólo está hecho para ser bailado. Únicamente la coreografía, la luz y el decorado permitirán soportar las repeticiones de esa frase. Un día pasa con su hermano por la fábrica del Vésinet y le dice:Ves, ésa es la fábrica del Bolero.

Pero no todo sucede como tenía previsto. La primera vez que se baila, desconcierta un poco pero funciona. Pero sobre todo funciona de maravilla en concierto. Funciona extraoridinariamente. Ese objeto sin esperanza cosecha un triunfo que deja estupefacto a todo el mundo comenzando por su autor. Cierto que al final de una de las primeras ejecuciones una anciana en la sala grita llamándole loco, pero Ravel asiente con la cabeza: Por lo menos una que ha entendido algo, le confiesa a su hermano. Ese triunfo termina inquietándole.

Os dejo, como no podía ser de otra manera, con el "Bolero".

Hay una referencia excelente y muy completa en la Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Bolero_(Ravel)








2 comentarios:

Goizeder Lamariano Martín dijo...

No conocía este libro y me ha picado mucho la curiosidad, me ha llamado la atención, tanto por el argumento como por tu magnífica reseña y porque el Bolero de Ravel me encanta desde hace muchos años, me transmite paz y al mismo tiempo ilusión, alegría. Un abrazo.

Cuéntate la vida http://cuentatelavida.blogspot.com

Gonzalo Muro dijo...

Este libro tiene una pinta excelente. Novelar la vida de un músico real y bastante conocido es un reto interesante porque se corre el riesgo de hacer más biografía que ficción. Por lo que comentas, entiendo que que no es el caso lo que hace al libro más interesante.

Saludos.